SUPLEMENTO SEMANAL DEL DIARIO LA PRENSA / SáBADO 13 DE NOVIEMBRE DE 2004
Ana Wajszczuk: Viaje al Libro de los Polacos
Marta Leonor González
Rubia y atractiva, podría estar en una pasarela modelando, haciendo un spot para una marca de ropa juvenil, así la imagino. Su marcado hablar argentino la delata, lleva una cómoda blusa de tirantes y la volada falda que el viento mece, parece más una turista de tierras heladas, hasta ahora nadie creería que esta chica un tanto bohemia, ganó un premio de poesía en España y es escritora.
Bronceada por el sol de Managua, Ana Wajszczuk también recorre las calles de Granada. Está fascinada con la ciudad, y ha venido en un tour periodístico, prepara una serie de reportajes para una revista de viajes, cuenta mientras va iniciando nuestra conversación, a propósito de su premio en el 2003 que ganó el XXII Concurso de Poesía Ciudad de Badajoz, en España, con su poemario El libro de los polacos.
Nació en Quilmes, provincia de Buenos Aires, Argentina en 1975 y vivió allí hasta los 22 años, luego viajo a Costa Rica, donde reside entre un paradisíaco ambiente en Mal País. En cuanto a sus inicios, “Escribo desde que me regalaron un diario íntimo a los siete años, supongo que como la contrapartida natural de mi pasión por la lectura: leía cualquier cosa que me cayera en las manos. Creo que para mí, el hecho de querer escribir o que la literatura me atrapara tanto, era y es una manera de no tener la vida común y corriente del ámbito donde me crié”. En cuanto a su carrera agrega que estudió
Comunicación Social “porque era una carrera tan dispersa como soy yo: Letras era muy formal. Periodismo era muy técnica”.
El libro de los polacos nació entre el 2000 y el 2002. Coincide con la muerte de su primo y con el descubrimiento de que un tío lejano en Estados Unidos se dedicaba a armar el árbol genealógico de la familia y estaba en Internet publicado. A través de ese descubrimiento llegó a conocer hasta las fotos de sus tatarabuelos. “ Fue muy fuerte, sobre todo porque yo no tenía ni idea de la historia familiar del lado paterno, y con esos retazos entonces armé una historia que, como todo recuerdo, se alimenta grandemente de la ficción”.
¿En tus textos existe una relación de vincular la poesía con la historia de las migraciones?
No sé si existe una relación consciente, pero el tema de las migraciones es un tema que me atrapa mucho, sobre todo desde que yo misma soy de alguna manera una inmigrante, y vengo de una familia de inmigrantes. Hay temas a los que uno siempre vuelve, y siempre estuve fascinada (en su sentido más profundo de hechizo, encantamiento, no poder salir de esos temas): la revolución, la guerra, los desaparecidos, el exilio, la memoria, la identidad, el lenguaje como casa del ser (Heidegger dixit).
¿Persisten en tu poesía el drama humano de aquellos que perdieron su identidad por los conflictos históricos, guerra y exilios?
No sé si en mi poesía, sí en este libro último. Mi libro anterior es muy diferente, y ahora lo veo como un librito más adolescente. Con El libro de los polacos siento que encontré una voz que me pertenece, algo que decir, con el libro anterior era más un jugueteo con el lenguaje y con el hecho de vivir en un lugar exuberante como es el bosque tropical. Así que habiendo escrito dos libros tan diferentes, no me animo a decir qué es lo que persiste en mi poesía.
¿Al mismo tiempo la vida de aquellos que tienen que vivir condicionados porla pobreza, como lo expones “Vinieron Siberia & las cáscaras de papa parael hambre & El Líbano & Irán”?
Esa es la historia del desarraigo de mi familia, los momentos duros que atravesaron, y un poco es inventarme esa historia ya que nunca nadie me la había contado. Reflejar lo que yo creo que les pasó a ellos, es también una reflexión sobre la memoria como lugar de invención, el pasado como algo que sólo puede asirse en la fugacidad de un recuerdo. Y los recuerdos se parecen mucho al acto literario.
DRAMA E IDENTIDAD
¿De alguna manera cuando hablas, “De Warszawa en mi rostro no queda rastro alguno”, estás relacionándolo con la identidad perdida de un pueblo, que de alguna manera está relacionada con tu familia?
Lo relaciono con la identidad en general. ¿Quién soy yo y de dónde vengo? ¿Hay algo en mí, en mi apariencia o en mi manera de ser, que refleje eso? Esa es la pregunta: buscar un lugar de donde asirse. Las preguntas básicas: de dónde vengo, adónde voy. Mi generación, en Argentina, es una generación atravesada por esas cuestiones: alrededor de 500 jóvenes de mi edad nacieron en cautiverio y fueron secuestrados por los cómplices de la dictadura militar a finales de los años setenta. Alrededor de 80 recuperaron su verdadera identidad, y a los demás los buscan sus abuelos, tíos, hermanos. Así que, viniendo de una familia de inmigrantes y habiendo nacido durante la dictadura más sangrienta de mi país, donde se robaban bebés como botín de guerra, creo que la cuestión de la identidad es un tema central tanto en mi vida como en mis textos.
¿Consideras éste un poemario triste, dramático?
Depende de lo que se entienda por drama. Drama para los griegos es acción, movimiento, si no hay drama no hay plot, no hay historia. En ese sentido, en el sentido de contar una historia que atraviesa varios momentos diferentes, y tiene un clímax, sí, es un poemario dramático. Incluso, hay pocos poemas que puedan comprenderse fuera de la estructura total del libro. Puede ser que sea triste, definitivamente es la antítesis de mi poemario anterior donde todo era verde y exuberante y había ninfas por todos lados. Este es un poemario blanco, un poemario del frío. Digamos que tiene una tristeza suave.
¿Abordar una época —el fascismo— en tu poesía tomando la distancia de tu edad, creó en vos alguna complicación?
No. Hasta los 8 años viví en el régimen fascista de la dictadura militar en Argentina, que terminó en 1983. Pasar tus primeros años de vida en un lugar así definitivamente te marca, aunque también te da la libertad -como los recuerdos son confusos o contradictorios- para poder crear con esos ojos de la niñez.
¿La persecución por parte del nazismo en Europa forma parte de tu historia familiar?
No exactamente. Mi familia no es judía, pero sufrieron en Polonia el ataque ruso. Mi abuela pasó tres o cuatro años en un campo de trabajo en Siberia; mi abuelo peleaba en el ejército polaco y cayó prisionero de los rusos, también estuvo en campos de concentración. Varios miembros de mi familia murieron peleando en el levantamiento de Varsovia en 1944. Así que sí hay una relación pero no es exactamente la Shoa.
La Segunda Guerra Mundial es parte de ese contexto trágico de tu poesía. Si no la viviste, ¿Cómo influyó en tu visión del mundo?
Desde pequeña me impresionó mucho el tema. Sobre todo el hecho de que, como sucedió también en Argentina, un pueblo entero decidiera no escuchar ni ver ni hablar de una tragedia hasta que les tocara a sus puertas.
EL RESCATE DE LA MEMORIA
¿Crees que es importante rescatar la memoria a través de la historia de tu propia familia?
No sé otra manera de rescatarla que no sea a partir de la microhistoria, de lo pequeño, de lo cotidiano. Tampoco sé si es necesario un rescate de la memoria, más bien es necesario un compromiso y un ejercicio. Habiendo nacido en el contexto en que nací, también creo que es mi responsabilidad. Pero el libro no sale de una imposición, más bien siento que se escribió solo, que incluso, yo no quería escribirlo en esos términos o con ese lenguaje, pero así se escribió.
Este libro ¿cómo marca tu vida?
De muchas maneras. Haber ganado un premio tan importante con un libro que siento tan personal es un honor, y es como que me reconozco por primera vez como una escritora de verdad. Aunque, honestamente, no sé si puedo volver a escribir poesía, no lo he hecho desde ese libro y es como que el tema todavía me tiene atada. Por otro lado, este libro nace de un descubrimiento de todo un lado de mi familia que permaneció velado y coincide con un cambio grande en mi núcleo familiar, he descubierto muchas cosas que me hacen comprender mejor de dónde vengo. Supongo que también comprendo mejor, entonces, adónde voy.
EN BREVE
Es coeditora de la revista de poesía joven latinoamericana Los Amigos de lo Ajeno, editada desde 1998 en Argentina y Costa Rica, con amplia distribución en Latinoamérica y España (www.amigosdeloajeno.org). La revista ha recibido el auspicio de instituciones como la galería Teorética (Costa Rica) y el Instituto de Cooperación Iberoamericana, entre otros. Actualmente colabora con el suplemento de cultura Áncora y la revista Viva del diario La Nación (Costa Rica) y con la revista mexicana Travesías.
Coordina talleres de literatura y de periodismo infantil y juvenil en escuelas de Costa Rica. Publicó en poesía Trópico trip (Ed. Del Diego, Argentina, 1999) y El libro de los polacos (Algaida-Grupo Anaya, España, 2004). Participó en varias antologías, entre ellas Poesía en la fisura (Ed. Del Dock, 1995), Buenos Aires no duerme (del certamen del mismo nombre,1997) y una antología de mujeres poetas contemporáneas en México (2004).
En 1996 ganó el primer premio en la categoría ensayo y fue mencionada en poesía en la bienal Buenos Artes Joven organizada por la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires). En el 2001 ganó el tercer premio del concurso “Gines García” de poesía organizado por la Subsecretaría de Cultura de La Plata (Buenos Aires). En el 2002 quedó finalista en la VI edición del concurso de poesía Sor Juana Inés de la Cruz, organizado por el Centro Cultural de México en Costa Rica. Acaba de publicar una antología de nueva poesía costarricense en la editorial argentina VOX.Ana Wajszczuk
Una Varsovia de la mente
I
Como en Coney Island
nunca estuve y nunca estaré
la lejanía
Cuando imagino su nombre sólo veo el pavimento
la dureza del gris donde arrastraron sus pisadas mis abuelos
No sé una palabra del idioma
de zetas y eses
El lenguaje que la lengua no pronuncia
que pronuncia la lejanía
dice : Warszawa
II
El mapa partido, el territorio es lejanía
para siempre se aparta
de dueños eventuales
Para siempre en su pasado que se me cierra
para siempre Warszawa como el marco de la puerta
después del temblor
o es el temblor mismo
y tristísimo
III
El nacimiento se me partió en la lejanía de un territorio
Luego
un despliegue
de sus tácticas & estrategias
para sobrevivir
Luego
vinieron Siberia & las cáscaras de papa para el
hambre
& El Líbano & Irán
& Egipto & Palestina & Londres
último
el mapa partido & este país
IV
De Warszawa en mi rostro no queda rastro alguno
ni el nombre permanece
ni la lejanía siquiera
y sólo veo quedarse un semblante como un muro
un recuerdo que lo jaspea
los ojos aguados
de todo un lado de mi familia.
tejiendo flores en mi pelo de almendras
meciéndome en mis propios brazos
espero que algún pez dé su salto curvilíneo hacia mi falda
y me pregunte
los ojos tan abiertos
retorciéndose en el charquito de mis ropajes
si quiero irme como se va uno de paseo
no sé cómo irme ni cómo llegar –le diré
cada vez que intento cruzar un espejo
el mundo del otro lado me dice que es demasiado tarde
¡Pez, si yo hubiera llegado primero que Alicia!
bebí todas las botellas de colores esfumados
que encontré
recostada entre margaritas y agujas
vi a todos los días bajar
lo miré de tantas maneras distintas como pude
de frente de reojo fijo
con los ojos cerrados sin pestañear
conspiré con los ojales de su ropa
y con la hiedra que cubre el sopor del trópico
para saber dónde es que corren sus miradas
cuando los párpados se le encierran tras pequeños patios moros
en albercas inventadas
Yo no sé si existe el mundo acá afuera, pez
no sé dónde queda la línea ecuador
entre lo que voy a pedirle y lo que él va a darme
-y en el espejo no me dejan entrar
¡soy la medusa, la fulgurante, ábranme!
¿no escuchan que ya he leído todos los libros y estoy triste?
¿no ven que me canso de habitar en las excusas
y cuando me doy vuelta de súbito las palabras susurran otras cosas?
y si no las pronuncio me golpean
maúllan a la noche en el alféizar de mi ventana
pero si les abro es el peligro
parecen doblarse sobre mí como juncos, y amenazan
¿qué hago, pez, con las palabras o el ardor?
¿será verdad que alguien en algún lugar dio un paso?
¿será cierto que la palabra "encontrar" dice lo que dice?
Yo huelo a vainilla y a fiestas antiguas
tengo secretos hundidos en profundidades acuosas
y te lo daría todo
hasta mi destino avaro
si vinieras como el pez a buscarme.
Poema de amor de la chica iguana y el peregrino
a javier, en love-trip
estamos en el trópico – green season
yo soy la chica iguana
amontono deseos en cualquier cueva
como animales abandonados después del verano
él es el peregrino y una vez me vino a buscar
dijo: sé para siempre tus secretos
dijo: princesa iguana
el brillo lunar de la noche nos mece, las piedritas
lagrimales de la playa van a acunarnos como joyas de tu única corona
todo de mí sabe el peregrino lo que no sé
sabe del cementerio de los barcos dolientes
sabe de los verdes rabiosos de mi salita interior
de toda una estirpe encallada en mi garganta
él puede entrar donde quiere
y donde nunca lo dejarán
ni le importa
a mi sí me importa porque tengo
sed
y quiero entrar
siempre entrar
donde nunca me dejan
en el espejo no me dejan entrar
en el centro de toda belleza no me dejan entrar
vení calmémonos en mi sed iguana me dice
que todos tus deseos son ridículos
y no tienen nombre
que sediento más soberbio
dice la iguana
peregrino no sabés acaso que toda salvación mata
soy la chica iguana
la medusa la princesa la fulgurante
pero ningún nombre me reconoce
pero yo igual voy a decir el tuyo
en el quiebre de esta noche
voy a decir magia
para que siempre me salves
de estos mediodías que me estrían
de esta demasiada sed
mi sed porosa y salina
como el pacífico de tu tierra prometida
mi sed odiosa
que se calma en la tuya
en el espejo no me dejan entrar
en el centro de toda belleza no me dejan entrar
teneme peregrino entonces así enredada
en tu suavidad cóncava
que me voy como una Alicia maniática
reptando por bosques niños inventados
que te voy a enfermar peregrino
que te vuelvo loco
le crecen los colmillos a la noche
y me encerrarán en una torre
con mi sed de mil demonios
ningún ángel querré que me rodee, ninguno
y prenderán todas las luces de mis salas interiores
de mis salas de estar
peregrino peregrino
no me dejes
decime algo más
que tu voz es el agua
el vaivén húmedo de un umbral
decime algo más peregrino
aunque ninguna palabra tuya
baste ya para sanarme
Las chicas que escribimos
A las chicas que escribimos
alguna vez nos llamaron al festín, al convite
a nosotras que escribimos todos los deseos con cada pulso
y allí nos fuimos
y allí nos perdimos apenas un piecito cruzó el espejo
¡ todas las palabras se abrieron capullos dentro nuestro!
las chicas que escribimos vivimos entretejidas
en sueños estridentes como todo secreto
Yo en el verdor, ella con los cactus bebé
niñas atragantadas llevamos dentro
llevamos pequeñas Alicias pornostar danzando
en tacos aguja de cristal ceniciento
¡ah el deseo que nos ahoga!
¡ah, si la sed no nos resecara más que los labios-frutilla!
las palabras de las chicas que escribieron antes de nosotras
-so close, so faraway-
viven en donde habitamos
enredadas quedaron en sus disfraces antiguos
y todas creamos el mundo
desde nuestros versitos
porque no hay otra manera de crearlo
porque todo lo demás huele a big bang trash
A las chicas que escribimos nos duele
todo el tiempo la decepción
y morimos siempre que sobreviene el mediodía
princesas húmedas en love-trip
nosotras las chicas que escribimos
aullamos
mientras nuestra piel miente la seda
luego nos queda el consuelo de descoser las palabras
amorosas hilarlas en nuestras ruecas
con el paso de las horas oscuras
luego salir a lo verde
somos ninfas de un bosque
del cual ustedes sólo pueden entrever el follaje
a nosotras que corremos por la fascinación de las calles
de una ciudad donde nacen mundos
como abismos que unos a otros se miraran
a nosotras que nunca sabremos qué hacer
con tanto deseo de todo
a nosotras todo
que vamos etéreas como telarañas desde donde espiar
y esperaremos penélopes
que las palabras que escribimos nos vuelvan
a abrazarnos en los umbrales desnudos
donde las chicas que escribimos
estamos tejiendo para siempre.
Ana Wajszczuk organiza junto a Silvina Vázquez las Fiestas Antipoéticas de Pabellón IV (Uriarte 1332, Buenos Aires). Con Luis Chaves, edita la revista de poesía latinoamericana LOS AMIGOS DE LO AJENO
(http://www.amigosdeloajeno.org/)Santa Teresa - Malpais Costa Rica Tel. (506) 640 0248
e-mail: elreypatricio@yahoo.com
Sábado, 25 de octubre de 2003SOCIEDADAna Victoria Wajszczuk gana el premio 'Ciudad de Badajoz' de Poesía y José Miguel Martín, el de NovelaLa escritora y periodista argentina Ana Victoria Wajszczuk resultó ganadora ayer del XXII premio 'Ciudad de Badajoz' de Poesía con la obra 'El libro de los polacos', según dió a conocer anoche el portavoz del jurado, Luis García Montero, en el transcurso de una cena literaria que tuvo lugar en el Hotel Río, de Badajoz. La ganadora de este premio, dotado con 9.000 euros, es de origen polaco y reside en Costa Rica.
El VII premio de Novela 'Ciudad de Badajoz recayó en la obra 'Memorias desde el patíbulo', de José Miguel Martín, residente en Madrid. El premio está dotado con 18.000 euros.
Se presentaron a concurso 82 originales de novela, de los que fueron seleccionados 10. En el apartado de Poesía se presentaron 189 originales y fueron 25 los seleccionados.
La cena literaria, a la que asistió numerosas personas del panorama cultural de la región, estuvo presidida por el alcalde de la ciudad Miguel Celdrán, a quien, entre otras personalidades, acompañaba en la mesa un año más el líder del Partido Popular regional, Carlos Floriano.
|